👋 Bienvenida
¡Muy buenos días!
Esta es la newsletter número 99 (!!!) y la escribo atrasado. Te la mando fuera de nuestro horario oficial pero NADA va a impedir que te haga llegar este mensaje de cada lunes.
La causa del atraso espero que justifique la demora.
Ayer competí en el Ironman de Valdivia. El primero que se celebra en esa ciudad. Y fue una locura.
Me inscribí para hacer este Ironman a principio de año en formato posta. Yo tomaría la natación de casi 2000 metros, uno de mis mejores amigos que es triatleta tomaría la bicicleta, y un amigo que yo sabía que tenía el potencial deportivo, pero que no había corrido largas distancias, le propuse el desafío de correr en los 21 kilómetros. Todos nos preparamos a lo largo del año para enfrentar este momento.
El sábado en la mañana era la prueba del agua, agua que me dijeron que estaba en la heladísima y que pude comprobar rápidamente que era correcto. Bastó saltar al agua para sentir el shock de frío de 13°. La nadada de prueba era de 500 metros, un cuarto de lo que es la carrera real, y lo sufrí mucho. Me hiperventilé por el frío, el susto de nadar en aguas abiertas en un río con corriente, y veía a todos nadando rápido mientras yo flotaba de espalda.
Lo que debía ser una nadada para tranquilizarme me dejó muy afectado. Si es que en solo 500 metros me sentí tan mal y tuve que frenar cuatro veces, ¿qué pasaría mañana con 2000 metros por nadar?
Como siempre, la única forma de salir de mi miedo fue empezar a usar mis procesos de aprendizaje (entrevistar a quienes saben, escribir, reflexionar y finalmente atreverme a hacerlo).
Empecé a pedir consejo a las distintas personas que me iba topando y que sentí que me podían ayudar. Mario, este gran amigo que hizo la pedaleada de la post, no me dio sus consejos a la cara, sino que me mandó cuatro audios (a pesar de que estábamos juntos). Cuatro audios que voy a guardar con los consejos sobre que esto no lo tenía que hacer por nadie más que por mí mismo; que él ya estaba orgulloso con lo que estaba atreviéndome a hacer, y haciéndome entender que ya estaba preparado para esto y que soy capaz de mucho más de lo que realmente creo. Necesitaba escuchar esas palabras de mi amigo.
Mi entrenador del equipo de triatlón y compañeros de ese mismo equipo me hablaron en persona y por teléfono a lo largo del día, dándome estrategias para superar el miedo al frío o a las aguas abiertas. Las tomé todas.
El papá de una amiga también me quiso ayudar y me dio una frase muy bonita y tranquilizadora que voy a guardar para siempre: “Tu cuerpo llega, deja que tu mente también”.
Fue muy difícil dormir esa noche del sábado. Me pasaban muchas películas de todo lo que podía pasar. La que más me pesaba era que no quería fallarle a mis dos amigos de la posta; si es que yo no salía del agua, ellos no podrían pedalear ni correr, y la carrera estaba terminada. No quería rendirme, pero también tenía susto de que el miedo, una vez aguas adentro con corriente y frío, me ganara y profundizara mis dudas sobre mis habilidades deportivas.
En la noche, me escribí una nota a mí mismo que adjunto a continuación, poniendo cada susto que tenía y viendo cómo iba a tratar de abordarlo. Métodos locos que tengo para calmar mi cabeza.
Despertamos muy temprano el domingo de la carrera. Llegamos al lugar de la competencia y mis dos amigos me ayudaron a vestirme en el traje de agua. Yo ya estaba mudo por fuera y tratando de calmar las mil voces dentro de mi cabeza. Mis amigos ne arengaban, me cuidaban, y me hacían sentir que, pasara lo que pasara, el hecho de que estaba intentando esto ya valía la pena. Pero en mi cabeza, yo sabía que tenía que terminar esto. Ya no solo por ellos, sino que por mí.
Salté al agua en la mitad de mi grupo de 72 personas compitiendo en la posta. Sentí el shock de frío y empecé a nadar tranquilo, muy tranquilo. Apunté lejísimos de las boyas porque sabía que la corriente me llevaría hacia allá, siguiendo los consejos que me dieron los que me ayudaron. Empecé a encontrar mi respiración, empecé a encontrar mi ritmo, y empecé a hablarme muy compasivamente (como me enseñó mi amigo Juani Orpis). A enorgullecerme por estar haciéndolo, independientemente de estar lográndolo. Crucé esas primeras boyas a los 700 metros. Estaba intacto, con energía y la respiración correcta. En ese minuto, entrando a la segunda parte del río, sentí que fluía.
Empecé a nadar fuerte, a nadar con más ritmo y mejor respiración. Empecé a pasar a las personas, a admirar la naturaleza y el paisaje a los lados. Empecé a sonreír debajo del agua, no pudiendo creer lo que estaba logrando, y empecé a agradecer. Agradecer todo lo que me ha dado ser deportista, al fin.
Salí del agua en éxtasis de felicidad y empecé a correr descalzo los 700 metros hasta encontrar a mi amigo para entregarle la bicicleta. Miré mi reloj y me di cuenta que salí del agua en 40 minutos, en vez de los 50 que pronosticaba (si es que salir era una opción). Cuando llegué, sorprendí a todos: a mi entrenador y a mis compañeros de posta. Nadie esperaba que apareciera tan rápido.
Mi amigo de la bici partió pedaleando feliz y sorprendido. La energía era infinita.
Salí 30° de 72 personas del agua. Terminamos nuestro Ironman en 4 horas y 56 minutos, que es un excelente tiempo, todos habiendo hecho exactamente lo que querían en sus respectivas disciplinas.
“Anda donde no perteneces”. Ese es el consejo detrás de que me haya atrevido a hacer triatlón, siguiendo los pasos de mi mejor amigo Mario Fava y de otra de mis personas más importantes, Juan Orpis, que me acompañó en el proceso. Les cuento que él, con menos de 2 años dedicado al triatlón, le fue tan bien que fue seleccionado para ir al mundial de triatlón el próximo año en España. ¡Felicitaciones amigo del alma!
Estoy profundamente feliz. Esto es tan distinto emocionalmente a hace una semana atrás, cuando estuve dando la charla TED. Cada experiencia me nutre infinitamente y me hace descubrir más de mí. Hoy parto en avión a Perú a hacer mi obra de teatro mañana. La intensidad de experiencias que estoy viviendo me hace sentir afortunado y emocionado. Estoy siendo coherente con quien quiero ser, haciendo las cosas que siempre supe que quería y probando cosas nuevas que me hacen ampliar mi zona de confort. Mi zona de confort es cada vez más grande y espero que así sea para siempre.
Gracias por leerme y por acompañarme en este camino.
99 semanas hemos estado juntos. Vamos por la próxima para cumplir esas 100.
Un abrazo fuertísimo.
¿List@ para despegar? ¡Aquí vamos!
💭 Coaching - “Did List”. En una sesión de trabajo con los líderes de Mudango, pregunté al equipo por sus consejos para esos días en que tienes hartas cosas que hacer en tu To-Do List y no logras sacar muchas adelante. Rodrigo, uno de los developers (programadores) senior, me dio un consejo increíble:
Al final de cada día, recuerda todas las cosas EXTRA que hiciste/lograste FUERA de lo que tenías planificado tu to-do list que quizás no te permitieron cumplir todo lo planeado pero que igual son victorias. Por ejemplo, ayudar a un colega, llamar a un amigo, investigar algo que te hizo aprender, etc. Somos buenos en ver todo lo que no hicimos y malos para celebrarnos lo adicional que logramos.
🎙️ Podcast - Carolina Pérez Stephens: Educadora de párvulo y autora del libro “Secuestrados por las pantallas”. Carolina Pérez Stephens es educadora de párvulos de la Universidad Católica de Chile y Máster en Educación de la Universidad de Harvard con foco en neurociencias. Es la autora del libro “Secuestrados por las Pantallas, Una adicción en niños, niñas y adolescentes”. La conocí como speaker de las charlas TEDx y supe de inmediato que su historia y mensaje era uno que necesitaba compartir contigo. Su tema es el impacto de las tecnologías en el desarrollo infantil. En particular, se enfoca en los desafíos que enfrentan las madres y padres en la era digital, promoviendo el uso consciente de las pantallas y explorando estrategias para criar niñ@s san@s en un entorno cada vez más tecnológico.
Carolina es entretenidísima de escuchar y la conversación se pasó volando. Si te gustó el capítulo de Claudia Maldini, esta es una linda continuación.
🎥 Video - Un plan audaz para re-naturalizar la Tierra. En esta charla TED de este año, la ex-CEO de North Face Kristine McDivitt Tompkins, nos presenta una visión revolucionaria para restaurar ecosistemas y devolver grandes áreas del planeta a su estado natural.
Presenta el concepto de “rewilding” (“re-naturalizar”) y como no solo beneficia a la biodiversidad, sino que también ayuda a mitigar el cambio climático y mejorar la calidad de vida humana. Propone que podemos revertir el daño causado por la actividad humana mediante la colaboración global y un cambio de mentalidad hacia la coexistencia con la naturaleza.
¡Gracias Tommy por la recomendación! Mejor TED que he visto este año.
✍🏻 Cita para reflexionar
Escuché la frase de esta semana en la TED Talk que te recomendé arriba. Me gustó porque la puedo combinar con una bonita historia que conozco de los hermanos Disney (Walt, el creativo, y Rol, el administrador):
Walt Disney falleció justo antes de que Disney World abriera. Nunca pudo recorrerlo. El día de la inauguración, un reportero le dijo a Roy Disney, el hermano de Walt: “Debe ser un día agridulce para ti. Es realmente triste que Walt nunca haya podido ver Disney World.” Roy respondió: “Si Walt no lo hubiera visto, nosotros no estaríamos aquí.”
“Si la obra de tu vida puede lograrse en tu tiempo de vida,
no estás pensando en grande.”
Wes Jackson
¡Que tengas una semana extraordinaria!
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